Un artículo del GIT de Galiza Sur.
Es duro. Es un trago amargo. Escribir sobre ella trae a la cabeza muchos recuerdos que anudan el estómago, que hacen aflorar una lágrima en el ojo. Pero con mucha más fuerza traen una sonrisa, su sonrisa.
Algunos la conocimos a principios del 2010. En ese año se fundó la Asociación Fiare Galiza y, desde entonces, nuestra Cachi no ha dejado de trabajar para que nuestro banco haya llegado hasta lo que hoy en día es. Desde lo local a lo internacional.
Cachi creció durante 14 años con Fiare. En ese tiempo compartió con todos nosotros la utopía, las ganas de crear algo diferente, algo mejor, contagiando ilusión a todas las personas que estábamos a su lado. En ese caminar ella destacaba. Era de las primeras en opinar, en proponer, pero sobre todo en animar. Con su esfuerzo y dedicación, Cachi se convirtió en un referente para muchas de las que formamos parte de Fiare y nos será difícil olvidarla.
Se nos ha marchado una líder, una amiga, una hermana, una madre, una compañera de camino. No se ganó el apelativo de “mamá Cachi” casualmente, ya que para cada persona tenía un gesto, una llamada, una mirada, una palabra o un descanso para fumar. Estableció vínculos que fueron más allá de los temas a tratar; compartimos reuniones, viajes, encuentros, hermanamientos y muchas conversaciones; en definitiva, compartimos vida. Ella hizo realidad el lema del banco: “el interés más alto es el interés colectivo”, pues no quiso acaparar los “focos”, sino ponerse al servicio e implicarse en lo que se la necesitara, impulsando la presencia y participación de las mujeres en la estructura social de Fiare Banca Etica.
Otra persona será la que compre ahora los caramelos y los reparta en cada encuentro o reunión. Las “trillis” ahora serán “mellis”. Seremos otras las que seguiremos tirando del carro que ella empujaba. Será diferente, pero avanzará. Porque si algo podemos decir con certeza es que Cachi nos ha hecho mejores personas y, como mejores personas, seguiremos construyendo Banca Etica emulando su pasión para que pueda sentirse orgullosa del legado que nos ha transmitido.
Muy pocos meses antes de marcharse tuvimos la suerte de verla bailar “la chica yeyé” en su última asamblea. Pocos días antes de que se marchase, algunos tuvimos la suerte de hablar con ella y, a pesar de nuestras buenas intenciones, fue ella la que nos acabó animando. Es difícil explicar lo que Cachi consiguió ser para muchas de nosotras; necesitaríamos un libro y se quedaría escaso, porque las palabras son finitas, incapaces de abarcar lo que ella transmitía con su mirada, con su sonrisa, con sus caricias y con sus “biquiños”.
A pesar de la debilidad de los últimos meses, Cachi siempre estaba ahí, era puro optimismo, era un azote cariñoso que ponía los pelos de punta. Siempre dando, siempre esforzándose. Juntas nos propusimos metas. Juntas las logramos. El esfuerzo y el sacrificio fueron recompensados, gracias a ellos hoy podemos hablar de Fiare Banca Etica con mucho orgullo. Aún queda mucho camino por recorrer, nuevas metas que alcanzar. Lo haremos juntas, ella en el sentimiento, nosotros con nuestra presencia, con nuestro esfuerzo colectivo. Se lo debemos.
“¡Biquiños para todas!”
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