Historia
Una historia de historias
Lo más importante de nuestra historia es que hemos hecho posibles muchas historias más. Historias de personas que han podido desarrollar su proyectos y de organizaciones que han contribuido a mejorar el mundo en que vivimos. Pero, de todos modos, esta es nuestra historia.
En 2003, varios grupos interesados en las finanzas éticas crearon en el País Vasco la Fundación Fiare para construir un movimiento de ciudadanía activa que estableciera los cimientos de una banca ética. En 2005 se firmó el contrato con Banca Popolare Etica y se inició la intermediación financiera en territorio español.
Después de años de campaña de recogida de capital social y concesión de los primeros créditos por todo el país, en 2011 se propuso la integración de Fiare y Banca Popolare Etica, que fue aprobada en las Asambleas de ambos países, hasta llegar en 2013 a la creación del Área Fiare en Banca Popolare Etica. En otoño de 2014 se inicia esta nueva etapa como Fiare Banca Etica, con ficha legal del Banco de España.
Gracias a las miles de personas socias, se ha materializado el sueño de crear una institución financiera ética y cooperativa, con una dimensión europea.
En Italia las primeras experiencias de finanzas éticas fueron las cooperativas MAG (Mutue per l’Autogestione). La idea no era recolectar el dinero y buscar proyectos a financiar, sino encontrar primero empresas sociales necesitadas de financiación y luego conseguir gente que se comprometiera a prestar una parte de lo que la empresa social necesitaba.
En los años noventa, las MAG contactaron con las instituciones del mundo de la cooperación social, el voluntariado y las asociaciones para crear una propuesta financiera adecuada a esos sectores. La iniciativa tuvo éxito y en diciembre de 1994 se constituyó la Cooperativa Verso la Banca Etica. En 1999 se recogió el capital social necesario para convertirse en banca popular y, tras la autorización de la Banca d’Italia, abrió la primera filial en Padua. Gracias a los Grupos de Iniciativa Territorial (GIT) se fue consolidando poco a poco la presencia en toda Italia, con la apertura de nuevas filiales, implicando cada vez a más personas y estimulando la capitalización.