Accionariado crítico
Consiste en comprar un número simbólico de acciones de una empresa de la que se es muy crítico, para intervenir en la asamblea, donde suelen sentarse pequeños y grandes accionistas, periodistas y entidades comerciales de todo tipo, y poner en conocimiento de la dirección las violaciones de derechos humanos o disputas ambientales en las que la empresa está involucrada.
La primera iniciativa de accionariado crítico se remonta a 1971 y fue presentada en los EE. UU. por la Iglesia Episcopal contra General Motors para pedirle a la compañía que terminara sus actividades en Sudáfrica hasta que se aboliera el apartheid.
En Italia, Fondazione Finanza Etica ha estado promoviendo iniciativas de accionariado activo desde 2007.