Hablamos con Vanessa Álvarez González, Responsable de comunicación de La Corriente, nueva entidad socia.

¿Qué os impulsó a cambiar de banco y elegir Fiare Banca Etica?

Desde La Corriente creemos firmemente que es necesario un cambio de paradigma amplio, es decir, como cooperativa energética apostamos por un nuevo modelo energético sustentado en renovables, descentralizado, democrático, ciudadano, participativo y justo. Pero al mismo tiempo, trabajamos por conseguir que ese cambio vaya más allá del ámbito energético y abarque el plano social, ecológico y, por supuesto, el económico. Fiare Banca Etica es una entidad financiera que respalda proyectos transformadores que respetan al planeta y las personas, por tanto, la decisión era fácil.

¿Por qué ser socia de un banco cooperativo?

Si de verdad queremos que las cosas cambien necesitamos un compromiso real, que no se quede en discursos o eslóganes, si no que aterrice los valores que defendemos en lo concreto, en lo material. Ser socias de un banco cooperativo es una forma de demostrar que otra forma de financiarnos es posible.

Además, como cooperativa que también somos, en La Corriente sabemos de la importancia que tiene asociarse y participar activamente en la construcción del proyecto. Como socias de Fiare Banca Etica podemos hacer mucho ya que nuestra voz será escuchada.

¿Qué importancia tiene para vuestra entidad que vuestro banco tenga los mismos valores?

Para La Corriente es fundamental esta cuestión. No tendría sentido trabajar por una transición energética justa mientras nuestro banco se dedica, con el dinero de nuestras socias y socios, a financiar megaproyectos energéticos que generan sufrimiento, empobrecimiento y contaminación en el mejor de los casos y despojo, violencia, asesinatos y un verdadero ecocidio en el peor. Como decíamos al principio, el nuevo paradigma tiene que tener en cuenta todas las dimensiones: sociales, ecológicas, energéticas y económicas.

Fiare Banca Etica comparte los valores de La Corriente y ambas entidades tenemos como hoja de ruta la Carta de Principios de la Economía Solidaria. Por tanto, sentimos que no solo compartimos un objetivo si no también las herramientas para lograrlo.

¿Cuáles son vuestras prioridades en este momento?

En el año 2015 sembramos la semilla de lo que hoy es La Corriente y en todos estos años, nuestra brújula ha sido democratizar la energía. Hemos trabajado, desde el inicio por llegar a la ciudadanía y que ésta se empodere en un ámbito tan complejo como el energético. Seguimos realizando y participando en talleres, charlas, formaciones, etc. así como escribiendo artículos en nuestra web o en medios digitales y en papel para que las personas tengan los conocimientos necesarios para lograr una verdadera autonomía y soberanía energéticas. Queremos que todo el mundo entienda su factura eléctrica pero también que exijan a las Instituciones y los diferentes gobiernos (municipal, autonómico y estatal) cambios normativos en los que se reconozca la energía como un derecho y no como otro elemento especulativo. Sin justicia ecosocial y económica, por mucho que pongamos paneles solares en las cubiertas y tejados, no podemos hablar de una transición energética que no deje a nadie atrás.

Por otro lado, otra de nuestras prioridades es la intercooperación. En un momento de tanta incertidumbre y en el que se solapan varias crisis (unida a una situación geopolítica muy tensa y compleja), nos parece imprescindible continuar tejiendo redes y alianzas con otras entidades que compartan nuestros valores. Cooperar, apoyarnos mutuamente, compartir conocimientos y experiencias, visibilizar el trabajo bien hecho que se está haciendo desde muy diversos ámbitos es una de nuestras máximas en los últimos años. Por ello, formamos parte del Mercado Social de Madrid, SANNAS, la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, Unión Renovables, la Coalición por la Energía Comunitaria o la Alianza por el Clima. En común todo es posible.

¿Crees que las personas están cambiando su consumo hacia uno más sostenible y responsable? ¿Eres optimista en este aspecto?

Sí, aunque tal vez no al ritmo que nos gustaría. Necesitamos ser muchas más las personas que apostemos por consumir los bienes y servicios que realmente necesitemos dentro de la Economía Social y Solidaria. Y es importante destacar “lo que realmente necesitemos” ya que no puede existir una verdadera responsabilidad si no hay una revisión del consumo que realizamos, incluido el energético. El camino debe ser el decrecimiento (no hay energía más limpia que la que no se llega ni a generar), el ahorro y la eficiencia. Una vez que hemos abordado todo eso, pensemos en el “para qué” queremos utilizar la energía cada vez más escasa que tenemos y apostemos por aquellos usos que hacen que las vidas sean dignas, merezcan ser vividas y no contribuyan a ahondar en la crisis ecológica, de biodiversidad y climática. Energía comunitaria, a través de las Comunidades Energéticas, que permita poner fin, verdaderamente, a la vulnerabilidad y pobreza energética de tantas personas.
Optimismo, pero con una hoja de ruta. Compartir la buena energía, en el sentido más amplio de la frase, es lo que hacemos desde La Corriente.

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