Por Ugo Biggeri, Presidente de Etica Sgr y Luca Mattiazzi, Director General de Etica Sgr
La historia nos enseña que la guerra nunca es una solución y que las consecuencias no se limitan a los desastres sobre el terreno, sino que duran décadas. En retrospectiva, las intervenciones de prevención o pacificación, incluso las más complejas, tienen un costo mucho menor, incluso económico, para la comunidad. Aprender de la historia, sin embargo, es obviamente difícil para todos.
En estos días nos sentimos profundamente afectados por la violenta invasión de Ucrania. El comienzo de una guerra, incluso si se anuncia y es probable, siempre es un shock que crea dilemas éticos sobre qué hacer para detenerla. El Grupo Banca Etica nació también gracias al empuje del movimiento pacifista y en Etica Sgr, desde sus inicios, hemos tratado de traducir en la práctica financiera el rechazo a la guerra como medio de resolución de disputas internacionales.
Siempre hemos excluido de las inversiones de los fondos actividades y empresas relacionadas con armamentos o en empresas que tengan vínculos con la producción y el comercio de armas. Estamos convencidos de que la desmilitarización de las relaciones entre los Estados y el crecimiento de una cultura de diálogo desarmado pueden ayudar a encontrar otras formas de resolver las controversias internacionales que corren el riesgo de convertirse en un pretexto para la guerra.
Además de esto, durante años también hemos dirigido nuestro diálogo con las empresas con las que colaboramos para aportar nuestro punto de vista en el tema de l a financiación de las empresas armamentísticas en las políticas de otros operadores financieros. En particular, sobre la cuestión de las armas de destrucción masiva, como las armas nucleares.
Esta guerra en Europa tiene diferencias con los muchos conflictos que se han producido en el mundo (y también en Europa) en los últimos años: la presencia de un arsenal nuclear que, no demasiado encubiertamente, ya está siendo utilizado como una amenaza.
Durante las guerras es más difícil hacer prevalecer las razones de la paz. Pero podemos hacer mucho para cambiar las cosas a largo plazo, incluso con nuestras opciones de inversión.
Las finanzas éticas ponen a las personas y al planeta en el centro de la actividad económica y financiera. Además, pretende reformular los fines y medios de financiación para crear valor económico mediante el aumento del bien común.
La negativa a financiar la guerra es uno de esos medios.
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