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Microfinanzas en Palestina

Las semillas de las microfinanzas se muestran especialmente útiles para reducir la pobreza, promover la inclusión financiera, fomentar los derechos y el crecimiento económico y social.

Sin embargo, hacerlas germinar en una tierra difícil como Palestina no está al alcance de todos, y por esto destaca el compromiso diario de una organización como ACAD (Arab Center for Agricultural Development, o Centro Árabe para el Desarrollo Agrícola) de Ramallah, y su “brazo financiero” ACAD Finance.

Una organización que desarrolla proyectos de formación, elabora y apoya programas de capacity building (creación de capacidades) para personas agricultoras y cooperativas, de protección sobre los temas de seguridad alimentaria y de tutela ambiental y de ayuda en situaciones de emergencia en caso de desastres humanitarios. Y suministra microcréditos (préstamos de menos de 2.500 dólares de media), especialmente en favor de familias con rentas bajas y empresas rurales y de mujeres (las mujeres, generalmente habitantes en Cisjordania, constituyen el 50% de la cartera de clientes), pero también a aquellos que viven en la llamada Área C bajo control israelí.

En un país en que en el año 2017 el desempleo afectó al 27,4% de la fuerza de trabajo (masculina en el 71,2%) y en el cual las financiaciones internacionales han disminuido en favor de otras áreas en conflicto, «las microfinanzas», corrobora el presidente de ACAD Finance, Adnan Faramand, «son muy importantes, desde el momento en que la mayor parte de nuestras empresas son de pequeñas dimensiones (el 95% de las actividades son pequeñas o microempresas) y, al mismo tiempo, el sector de la economía informal tiene un papel significativo en la creación de puestos de trabajo y en la mitigación de la pobreza».

Es en este complejo escenario operativo en el que ACAD Finance está activa desde hace treinta años y se manifiesta como una realidad bien estructurada: con cerca de 5.000 clientes, está sujeta a la supervisión de la Autoridad Monetaria Palestina (Palestinian Monetary Authority) y da empleo a 53 personas entre Ramallah y otras 7 filiales. Desde hace tiempo ha trabado además importantes relaciones de colaboración con Banca Etica, con la que comparte la misión, subraya Faramand, y la pertenencia a la INAISE (Asociación International de Inversionistas en la Economía Social), «considerando Banca Etica no solamente como un instrumento financiero, sino como un partner estratégico a largo plazo».

El vínculo es estrecho hasta el punto que el Consejo de Administración de Banca Etica ha aprobado recientemente una financiación de 500.000 euros en favor del partner de Oriente Medio. Y así el esfuerzo por ampliar el propio horizonte internacional por parte de Banca Etica se ha traducido en una esencial inyección de recursos para quien los ha recibido. Puesto que, concluye Faramand, «los nuevos préstamos de Banca Etica permitirán a ACAD Finance extender las actividades de préstamo a las mujeres en situación de pobreza y a las personas con rentas bajas que principalmente se encuentran en las áreas agrícolas y en los campos de refugiados».

Y de ello no solo se beneficiará quien accede a este dinero por necesidades individuales, sino todo un territorio, implicado por los proyectos en los que participa ACAD. Como el que, en nombre de la reafirmación del derecho al estudio y de la estabilidad económica de una comunidad, ha facilitado la instalación de placas solares en la escuela beduina de al-Kaabneh; o los cuatro días del curso de formación sobre cómo poner en marcha tu actividad comercial (How to Start Up Your Business) en el que han participado en Ammán jóvenes jordanos e iraquís; o la plantación de más de tres mil olivos en un terreno del Área C, en Cisjordania.

Tantos proyectos financieros que dan cara, nombres y concreción a esta fórmula de cooperación internacional, impulsada por Banca Etica.