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Finances ètiques

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Etica e cooperativa

El capital social, motor del banco

Por Albert Gasch, responsable de relaciones asociativas.

Algunos de nosotros hemos sido alguna vez estafados por grandes compañías (de telefonía, de suministros u otras), ante las que nos hemos sentido solos e impotentes intentando recuperar unas cuotas indebidamente pagadas.

Aunque solo sea un ejemplo, la lógica de nuestro sistema tiende a “individualizar” a las personas, a dejarlas en compartimientos estancos, separadas unas de las otras y con poca capacidad de reaccionar frente a los abusos y las injusticias.

Esta lógica individualizadora se traslada también a las entidades financieras (“busca tu beneficio y no te plantees las consecuencias de lo que financia tu dinero”).

Pero incluso en nuestro “sector”, sin darnos cuenta, algunos mensajes individualistas también calan profundamente, de manera que a veces, aunque de manera mucho más sutil, entramos en las mismas lógicas que intentamos combatir.

Por ejemplo, una idea individualista que muchos asumimos como un mantra, se resumiría en la frase “tus pequeñas acciones diarias pueden cambiar el mundo”. La frase, muy legítima, nos dice que con tus acciones individuales puedes cambiar las cosas. El peligro que entraña desde nuestro punto de vista, es que puede darse la interpretación que esta frase defina lo que es una banca ética, sin tener en cuenta la importancia de otros conceptos constitutivos de lo que somos, como la idea de incidir en los asuntos públicos, o la  de participar en la sociedad en la que vives.

En realidad esta concepción individualista de la transformación social, muy típica de la banca ética norteeuropea, lo que hace es apuntalar una lógica de pensamiento conservador. Lo individual, precisamente, es el triunfo de lo hegemónico.

En oposición a ello, Fiare Banca Etica se construye a partir de conceptos como el de capital social, entendido como la generación en una sociedad de relaciones de confianza y reciprocidad, y de una ciudadanía con un fuerte compromiso cívico, donde lo público no le es ajeno. La fortaleza y densidad de estas redes, permiten crear sociedades más cohesionadas, más capaces de resistir y responder colectivamente a la penetración de las injusticias de los grandes poderes -como en el ejemplo del principio de este artículo-, y sobre todo más capaces de participar e incidir en los asuntos públicos. La transformación social se construye desde la acción colectiva, basada en la articulación de redes de organizaciones y ciudadanía, que tratan de incidir en el espacio público. No puede por ello pensarse que solo con acciones individuales podremos transformar la sociedad.

Este es el modelo que defendemos, único en el mundo, por el que merece la pena trabajar y al que merece la pena poner en valor. Los socios y socias organizadas en el territorio, los GITS y el resto de Portadores de Valor, constituyen un ejemplo muy potente de comunidades organizadas con un fuerte compromiso cívico y justamente rebasan claramente la idea de participar solo desde “lo individual”.

Desde el departamento de RRAA de Fiare Banca Etica tenemos el orgullo de poder gestionar toda esta realidad asociativa, que es la que realmente nos hace un banco distinto a todos los demás, incluidos aquellos con los que compartimos puntos en común.

Por ello y como conclusión, si decimos que somos un proyecto político de transformación social, es decir, si somos una banca ética, solo podemos serlo en forma cooperativa y profundamente participativa. Sigamos apostando por nuestro modelo.