Entrevista Ana Aguirre – presidenta de las Juventudes en la Alianza Mundial de Cooperativas
¿Cómo descubriste el cooperativismo?
Descubrí el cooperativismo como movimiento y filosofía durante la carrera. Estudié en la primera generación del grado de liderazgo emprendedor e innovación (LEINN) de eMondragon. Después fui entrando en este mundo gracias a las grandes conversaciones sobre principios, gobernanza, transformación, con mi padre, miembro de la cooperativa Mondragón.
¿En qué ha sido fundamental el cooperativismo en la construcción de tu trayectoria laboral?
Creamos Tazebaez, nuestra cooperativa, al principio del grado. Así que la mayor parte de mi actividad laboral ha sido en una cooperativa de trabajo asociado.
Las personas coofundadoras del proyecto creemos en el modelo cooperativo y elegimos todos los días ser cooperativistas, hacemos pedagogía, fomentamos los espacios de participación… Además nos hemos comprometido con el movimiento a nivel internacional creando la red de cooperativistas jóvenes de europa en 2015, junto a personas de 15 países y siendo parte del comité de juventud de la ACI desde 2017.
¿Cuál es la situación del cooperativismo a nivel mundial?
El cooperativismo a nivel mundial se percibe como un movimiento residual, como un “buen intento de alternativa”. Sin embargo, según la Alianza Cooperativa Internacional, 1 de cada 10 empleos a nivel mundial son cooperativos. El 12% de la población mundial es parte de una de las 3 millones de cooperativas que suman un total de 1 billón de miembros.
Además, hay una percepción, errónea muchas veces, de que las cooperativas son empresas sin ánimo de lucro o que son empresas no sostenibles. Según el World Cooperative Monitor, las 300 empresas cooperativas y mutuales más importantes suman un volumen de negocio de 2,14 billones de dólares.
¿Cuáles son las ventajas?
Para mí las ventajas del cooperativismo van más allá de las “fáciles de percibir”. Claro que ahora con las crisis se demuestra que son más resilientes, más responsables, más capaces de mantener el empleo. También sin crisis se demuestra que son un actor sin igual para la distribución de la riqueza y el fomento de la igualdad social.
Pero además hay factores que tal vez pasan más desapercibidos al ojo externo como puede ser el empoderamiento de las personas a través de la participación y la propiedad, el ejercicio de la responsabilidad, el acceso al conocimiento y a estar involucradas en el día a día de la empresa en la que trabajan tomando con responsabilidad y conciencia decisiones coherentes con sus principios.
El sistema de propiedad compartida y gestión participativa, genera personas responsables, humanas, conscientes y comprometidas con la empresa como herramienta de transformación social. Creo que en muchas ocasiones estas características pasan desapercibidas.
¿Cómo la juventud se incorpora a este modelo? ¿El nivel de permanencia en esta forma de trabajo es elevado?
La captación de talento es un reto claro para los próximos años pero no solo para el modelo cooperativo. La transición generacional es un tema candente en muchísimos foros empresariales y sociales. Y el cooperativismo no es una excepción a ello.
Sin embargo, muchos estudios demuestran que la juventud se acerca al mundo empresarial con unos principios muy marcados de impacto social y medioambiental, de participación y toma de responsabilidad. Así que en mi opinión, el modelo cooperativo debería ser más capaz de transmitir todo el potencial que tiene en relación a estos valores, porque es coherente y trabaja en el día a día con ellos.
¿Qué retos tiene el cooperativismo para fomentar la incorporación de los jóvenes en el mundo del trabajo?
No somos el mejor movimiento a nivel marketing, pero hemos hecho buenos trabajos para entender a los jóvenes dentro del movimiento, por ejemplo este de Coops4Dev.
Sin embargo, la realidad es que de momento necesitamos mejorar no solo en la participación de talento, que no va mal, sino en la participación de las personas jóvenes en los foros de trabajo y decisión del movimiento.
¿Hay suficiente apoyo público para hacer de esta forma de trabajo un modelo más grande?
La respuesta a esto seguro que siempre es no. Siempre se puede más. Siempre se puede abogar, apostar, apoyar y dar más ayuda a un sector que es el modelo del bien colectivo en formato estructural.
Para la juventud, que es mi campo en el caso de la ACI no, no hay suficiente apoyo al cooperativismo joven. Hay estructuras que podría apoyar mucho, que en su forma son positivas pero creo que de momento el apoyo público al cooperativismo, sobre todo a la juventud, podría mejorar un montón.
A través de la creación de fondos de apoyo a la educación cooperativa y emprendedora, a través del fomento del entendimiento de la economía social no como un sector sino como una necesidad para la supervivencia del planeta y la mejora social. Las cooperativas son negocios y empresas que aunque son privadas, son de propiedad compartida e intrínsecamente presentan un modelo de devolución a la sociedad a través del reparto que las hace responsabilidad social, pero en el día a día. No hacemos responsabilidad social, somos responsabilidad social. Y por supuesto apoyos a programas de juventud en este ámbito, siempre vienen bien.
¿Y en relación a la mujer, cuál es el nivel de presencia y visibilidad de este colectivo en el cooperativismo?
Como en todos los colectivos, hay un gran camino que recorrer. En el caso de las cooperativas, es un camino además que tiene que ser responsabilidad de todas las personas porque como socias de nuestras propias entidades tenemos que ser activistas.
En los últimos años se han dado pasos hacia delante en la presencia de mujeres en puestos directivos, en la estructura internacional del movimiento cooperativo, en el trabajo… pero hay mucho por recorrer. No estamos exentos de este reto.
Propósitos para los próximos 10 años…
Visibilizar la actividad que ya realizamos. Ser capaces de comunicar para captar y de entender la transformación social que está ocurriendo en muchísimos sectores y cómo esto va a afectar al movimiento y a la identidad cooperativa. Y ser proactivas, no reactivas en la transformación continua del modelo.
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