No podemos hablar de 2023 sin hacernos conscientes de que hemos añadido un conflicto armado adicional a nuestra realidad. Llegamos a perder la capacidad de asombro e indignación, cuando los crímenes de guerra se convierten en parte estable de nuestros telediarios. Y tenemos que reafirmar el valor de la PAZ, presente desde nuestro origen como entidad como pilar irrenunciable. Que va más allá de los conflictos y de las armas, y se adentra en las actitudes cotidianas de todas las personas: la escucha, el respeto, la cooperación, son el hilo que teje la economía social y la única materia prima con que gestionar una cooperativa de casi 50.000 socias.
A esas realidades se incorporan como compañeras de viaje, tensiones financieras, que impactan en las entidades que operamos en este sector, y en las personas que se ven afectadas. Por una parte, crecimientos económicos ligeros con fuerte inflación (que ha ido remitiendo a lo largo del año) y tipos de interés altos para combatirla. Un cocktail que genera decrecimientos en crédito y ahorro en el mercado, amortizaciones anticipadas de deudas, incremento de gastos financieros y personas y organizaciones en dificultades. Esta vez, un mercado laboral robusto ha permitido aguantar el golpe en buena medida. Pero han cambiado las “reglas de juego” con las que habíamos trabajado prácticamente desde nuestro establecimiento como sucursal en España.
Por primera vez, hemos tenido dificultades con el ahorro, al haber menos y aparecer productos que no se veían hace años, como letras del tesoro bien pagadas a corto plazo, ofertas agresivas de otras entidades, imposiciones a plazos breves o cuentas remuneradas. Nos hemos movido de forma tranquila, evitando entrar en una pelea sin sentido para quienes defendemos que ahorramos con valores, no sólo con tipos. Y hemos aumentado la oferta de depósitos hasta bajar la duración mínima a 6 meses. Y lo hemos hecho con tipos variables, para aprovechar el momento actual, sabiendo que las previsiones anuncian bajadas el próximo año, con las que no tendríamos que modificar los productos.
Sin embargo, a pesar de que el mercado del crédito no ha tenido crecimiento, el nuestro lo ha hecho por encima del 10%, tanto en crédito firmado (superando los 50 millones de euros por primer año) como en crédito utilizado. Hemos mantenido sectores clásicos en nuestra actividad como la economía social o el tercer sector, con especial mención a la vivienda cooperativa, y hemos incorporado otros “nuevos” como la financiación de películas de cine o la participación en algunos concursos para financiar Administraciones Públicas Locales o sociedades municipales.
Lo hemos hecho manteniendo nuestras señas de identidad, realizando una intervención de precios en las financiaciones a cooperativas de vivienda, reduciendo los márgenes en las líneas de crédito y evitando que el cambio de tipos de interés recaiga exclusivamente sobre las espaldas de nuestra clientela. Nos hemos incorporado a las Federaciones de Cooperativas de Andalucía y Cataluña, iniciando un compromiso más fuerte con la economía social de los territorios en los que estamos presentes y mantenido el trabajo con personas jóvenes que tan buenos resultados nos sigue dando en implicación, frescura, futuro.
Hemos aprovechado la fuerza que nos da el crecimiento para incorporar un sistema de reconocimiento por vídeo para la apertura de cuentas de nuevas personas clientes, y seguimos apostando por el crecimiento de plantilla y presencia en los territorios, iniciando en septiembre con un trabajo más intenso en Galicia, para cada vez acercarnos más a donde hay base social que quiere trabajar con nuestra entidad.
Un horizonte que nos lleva a nuestro décimo aniversario en 2024, donde las, aproximadamente, 10 personas que comenzamos, seremos casi 50, y aquellos 54 millones entre activos y pasivos, serán más de 400. Y más gente, más brazos para seguir levantándolos pidiendo PARAR LA VIOLENCIA.
